Todos sabemos que las laptops son y seguirán siendo herramientas esenciales en nuestra vida diaria. Pero su impacto trasciende lo cotidiano: pueden convertirse en un factor clave para las operaciones y, especialmente, para la estabilidad financiera de una empresa en sus primeros pasos.
¿Comprar o alquilar? Esa es la cuestión. Esta es la gran pregunta de las personas encargadas de gestionar el presupuesto para adquirir laptops destinadas a los colaboradores.
Sin embargo, la solución podría ser más sencilla de lo que parece.
¿Comprar es la mejor opción?
Primero, hay que admitir que comprar suena como la mejor opción. Tener el control total del activo parece lo más lógico. Es innegable que ser dueño de tus equipos da cierta tranquilidad. Pero, ¿a qué precio?
Se tiene que tener en cuenta la inversión inicial, ya que al ser tan alta puede comprometer otros aspectos importantes del negocio. Comprar puede sonar bien en el papel, pero en la práctica, tener ese capital inmovilizado en activos que se deprecian puede limitar las oportunidades de inversión en otras áreas clave. Además, enfrentarse a la depreciación y la obsolescencia tecnológica es un recordatorio constante de que lo que compraste hoy, mañana podría no ser suficiente.